Diseñar una estrategia para llegar del punto A al B con extensas jornadas y documentación que luego se archiva, ya no es una solución.
La economía digital a la que nos enfrentamos a diario exige muchas y nuevas condiciones para quienes están en el mundo de los negocios y el marketing. Ser rápido, ágil y preciso son sólo algunas de las condiciones indispensables para poder generar una estrategia que deje conforme al equipo de marketing que creó el modus operandi, a la empresa que lleva a cabo esta metodología y al público que interactúa con la marca, que es nuestro principal objetivo.
En la actualidad planificar y practicar un flujo de ofertas de productos y servicios en línea recta es imposible. Las variadas plataformas y maneras que podemos utilizar para alcanzar nuestros objetivos son demasiadas para reducirlo a un proceso lineal y directo.
La planificación se debe orientar a las personas y a la rapidez en las que podemos cumplir sus expectativas que los lleve a preferirnos. Para lograr esto debemos aplicar una mirada pragmática y establecer:
- Una visión o sueño –Zoom-Out– que se sostenga en la mejora de la experiencia del cliente o para facilitar un punto de contacto.
- Deben ser capaces de diseñar sistemas de experimentos o test para validar las hipótesis –Zoom-In– y construir nuevo conocimiento de lo que falla dando espacio al error y de lo que genera efectos positivos.
- Reconocer los métodos o test que han generado un efecto positivo para acelerar los resultados. Poner en el mercado la solución antes que la competencia, y que esta se amolde mejor a la oferta según la demanda en cuestión.

Grandes esperanzas
Los experimentos que realizamos como artesanos de ideas nos puede llevar a tener demasiadas esperanzas y generar falsas expectativas en nuestros clientes, incluso en nuestro propio equipo de trabajo.
Para evitar esto y fijar adecuadamente los objetivos, la construcción de casos de negocio se debe sostener en los siguientes pilares:
- Puntos de equilibrio.
- Venta incremental.
- Retorno incremental.
- ROI (Return on investment).
Si no hay retorno en el corto plazo, se debe evaluar el efecto en un periodo de tiempo más extenso, ya que podemos enfrentarnos a un efecto en la retención o adherencia que pueda afectar el valor de vida del cliente.
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